Natillas caseras sin maicena

Natillas caseras sin maicena
Receta de natillas caseras sin maicena

Las natillas caseras sin maicena son un postre tradicional que forma parte de la repostería más auténtica. Se preparan únicamente con huevo y leche, azúcar, canela y un toque de vainilla, lo que garantiza un sabor intenso y natural. Aunque espesan un poco menos que las clásicas natillas con harina de maíz, su cremosidad y suavidad las convierten en una opción irresistible. Esta receta recuerda a las natillas de la abuela, esas que se cocinaban lentamente al calor del fuego, logrando un postre sencillo y lleno de tradición que sigue conquistando a generaciones enteras.

Una de sus mayores ventajas es que son ideales para niños, ya que se elaboran con ingredientes básicos y sin añadidos artificiales. La clave de unas buenas natillas sin maicena está en la paciencia: remover constantemente y cocinarlas a fuego muy lento hasta que alcancen la textura perfecta. De esta forma, obtenemos unas natillas tradicionales, cremosas y ligeras, que se pueden servir con una galleta encima y un poco de canela en polvo. Sin duda, este postre casero es una delicia fácil de preparar, económica y perfecta para disfrutar en familia.

Información de la receta

  • Tiempo de preparación: 10 minutos
  • Tiempo de cocinado: 15 minutos
  • Tiempo total: 25 minutos
  • Raciones: 4 raciones
  • Categoría: Postre
  • Tipo de cocina: Española
  • Calorías por ración (kcal): 180 kcal

Ingredientes

  • 70 g de azúcar
  • 500 ml de leche entera
  • 6 yemas de huevo
  • 1 cucharada de esencia de vainilla
  • 1 ramita de canela
  • Canela en polvo al gusto

Como hacer natillas caseras sin maicena

  1. Preparar la mezcla de yemas y azúcar: En un bol amplio coloca las yemas de huevo junto con el azúcar. Bate enérgicamente hasta obtener una mezcla cremosa y homogénea. Este paso es esencial para que las natillas queden suaves y con una textura perfecta.
  2. Aromatizar la leche: Pon un cazo al fuego con la leche, la esencia de vainilla y la ramita de canela. Calienta a fuego medio, removiendo de vez en cuando, pero sin que llegue a hervir, para que la leche adquiera todo el aroma de la vainilla y la canela.
  3. Templar las yemas con la leche: Cuando la leche esté caliente, añade la mitad poco a poco sobre la mezcla de yemas y azúcar, sin dejar de remover. Hazlo lentamente para evitar que las yemas se cuajen y conseguir una crema suave y sin grumos.
  4. Cocinar la crema de natillas: Vierte la mezcla de yemas y leche nuevamente en el cazo con la otra mitad de la leche caliente. Cocina a fuego lento, removiendo de forma constante con una cuchara de madera o espátula. No debe hervir en ningún momento. Deja espesar unos 10 minutos hasta obtener la textura clásica de las natillas caseras.
  5. Colar y enfriar las natillas: Cuando la crema esté lista, pásala por un colador fino para eliminar posibles grumos y lograr una textura más delicada. Reparte las natillas en moldes o cuencos individuales y deja enfriar a temperatura ambiente unos minutos.
  6. Reposo en el frigorífico: Introduce las natillas en el frigorífico y déjalas enfriar durante al menos 2 horas, hasta que estén bien frías y con la consistencia adecuada para servir.
  7. Presentación final: Al momento de servir, coloca una galleta tipo María encima de cada natilla y espolvorea con canela en polvo. Este toque tradicional aporta aroma y realza el sabor, dando como resultado unas auténticas natillas caseras sin maicena, cremosas y llenas de sabor.