Formigos

En esta receta elaboramos formigos asturianos, un dulce tradicional del occidente de Asturias que se caracteriza por su textura suave y sabor delicado. Se trata de una preparación de aprovechamiento que utiliza pan del día anterior, combinado con huevos, mantequilla y vino blanco para conseguir unas migas dulces irresistibles. Este plato se ha transmitido de generación en generación, manteniendo la esencia de la cocina casera asturiana y ofreciendo un postre sencillo, nutritivo y lleno de historia. La mezcla se cocina lentamente, permitiendo que los sabores se integren y el pan adquiera un punto de dulzura y jugosidad que lo hace único.
Históricamente, los formigos asturianos se elaboraban con miel en lugar de azúcar y se freían en aceite de oliva, lo que añadía un aroma característico y profundo. Hoy, esta versión moderna mantiene la tradición y facilita su preparación sin perder autenticidad. Ideal para desayunos, meriendas o como postre familiar, los formigos conservan la esencia de la gastronomía asturiana, aportando un sabor casero y auténtico que los hace irresistibles para toda la familia y los amantes de la repostería regional.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 10 minutos
- Tiempo de cocinado: 20 minutos
- Tiempo total: 30 minutos
- Raciones: 4 porciones
- Categoría: Postre
- Tipo de cocina: Asturiana
- Calorías por ración (kcal): 300 kcal
Ingredientes
- 200 g de pan del día anterior
- 6 huevos
- 150 g de azúcar
- 100 g de mantequilla
- 1 vaso de vino blanco (aproximadamente 200 ml)
- Azúcar glas o canela en polvo (Opcional para decorar)
Como hacer formigos
- Preparar el pan: Desmenuza el pan del día anterior en trozos pequeños con las manos. Es importante que los trozos no sean demasiado grandes para que se impregnen bien del huevo y el azúcar durante la cocción.
- Batir los huevos y mezclar: Bate los huevos en un bol grande. Añade los trozos de pan y mezcla bien, dejando reposar unos minutos para que el pan absorba completamente el huevo. Esto dará una textura jugosa y uniforme a los formigos.
- Derretir la mantequilla: Calienta una sartén amplia a fuego bajo. Añade la mantequilla y deja que se derrita lentamente sin que llegue a quemarse. Esto asegurará un sabor suave y mantecoso.
- Cocinar el pan: Incorpora los trozos de pan empapados en huevo a la sartén. Remueve constantemente con una cuchara de madera para que se doren de manera uniforme, evitando que se peguen o se quemen.
- Añadir el azúcar: Espolvorea el azúcar gradualmente sobre el pan dorado mientras sigues removiendo. El azúcar se derretirá lentamente y se mezclará con la mantequilla y el pan, creando una textura ligeramente caramelizada.
- Incorporar el vino blanco: Vierte el vaso de vino blanco en la sartén y continúa removiendo. Deja que el vino se reduzca poco a poco hasta obtener un almíbar cremoso que recubra los formigos.
- Servir: Sirve los formigos calientes. Para un toque final tradicional, espolvorea azúcar glas o canela en polvo por encima antes de disfrutar.