Arroz con leche mexicano

El arroz con leche mexicano es un postre tradicional que ha formado parte de nuestras familias durante generaciones, llenando la cocina de aroma y recuerdos. Su origen se remonta a recetas que viajaron desde Medio Oriente y Europa, pero que en México adoptaron un estilo propio, lleno de cariño y sabor casero. Esta receta cremosa se prepara con arroz tierno, leche entera, leche evaporada y leche condensada, endulzada al gusto y aromatizada con canela, vainilla y, en algunos casos, un toque de ralladura de limón. Cada hogar tiene su secreto, y aunque los ingredientes puedan variar, el resultado siempre es el mismo: un postre que evoca historia, tradición y momentos compartidos alrededor de la mesa.
Lo más especial del arroz con leche mexicano es su textura cremosa y reconfortante, que se disfruta tanto caliente como frío. Su estilo sencillo pero lleno de sabor, con la canela como protagonista, hace que cada cucharada sea un abrazo cálido, uniendo historia, tradición y el auténtico espíritu de nuestra gastronomía familiar.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 10 minutos
- Tiempo de cocinado: 60 minutos
- Tiempo total: 1 hora 10 minutos
- Raciones: 6-8 porciones
- Categoría: Postres
- Tipo de cocina: Mexicana
- Calorías por ración: 280 kcal
Ingredientes
- 1 taza de arroz blanco, enjuagado varias veces hasta que el agua salga clara
- 3 tazas de agua
- 2 ramas de canela (o 1 cucharadita de canela en polvo)
- La cáscara de 1 limón o 1/2 naranja (solo la parte de color, sin lo blanco)
- 3 tazas de leche entera (o 2% si prefieres menos grasa)
- 1 lata de leche evaporada (370 ml aprox.)
- 1 lata de leche condensada (395 g aprox.)
- 1 pizca de sal fina
- 1/2 taza de pasas (opcional)
- 1 cucharadita de extracto de vainilla (opcional, pero recomendado)
- Canela en polvo para espolvorear al servir
Como hacer Arroz con leche mexicano
- Aromatizar el agua: En una olla mediana, coloca las 3 tazas de agua junto con las ramas de canela y la cáscara de limón o naranja. Agrega una pizca de sal. Pon la olla a fuego medio-alto y deja que hierva un par de minutos para que los aromas se liberen. Este paso es clave para darle al arroz con leche ese toque auténtico mexicano.
- Cocinar el arroz: Cuando el agua esté hirviendo, agrega el arroz lavado. Baja el fuego a medio-bajo y cocina sin tapar, removiendo de vez en cuando para que no se pegue. Cocina unos 15-20 minutos, hasta que el agua se haya consumido casi por completo y el arroz esté tierno pero no pastoso. Si quieres un arroz más cremoso, usa arroz de grano corto, que libera más almidón y da esa textura suave que todos amamos.
- Calentar las leches: En otra olla mediana, mezcla la leche entera, la leche evaporada y la leche condensada. Calienta a fuego bajo, removiendo de vez en cuando, hasta que estén tibias y bien integradas. No dejes que hiervan, porque queremos que la leche mantenga su suavidad y sabor. Esta combinación de tres tipos de leche es la que le da al arroz con leche ese sabor auténtico y cremoso que recuerda a la cocina mexicana tradicional.
- Unir el arroz con la leche: Cuando el arroz esté listo y casi sin agua, vierte lentamente la mezcla de leches calientes sobre el arroz. Remueve con cuidado y baja el fuego al mínimo. Deja que se cocine suavemente, sin tapar, durante 25-30 minutos, removiendo con frecuencia los primeros minutos para que no se pegue al fondo. Si deseas, agrega las pasas y la vainilla en este momento para un toque dulce y aromático.
- Ajustar la textura: La textura debe quedar cremosa, no líquida. Si el arroz con leche está demasiado espeso, agrega un par de cucharadas de leche tibia hasta obtener la consistencia deseada. Remover lentamente ayuda a que el arroz absorba bien la leche y quede suave como lo hacía la abuela.
- Reposar antes de servir: Apaga el fuego y deja reposar el arroz con leche unos 15-20 minutos. Esto permite que los sabores se mezclen y que la mezcla alcance la textura perfecta, cremosa y homogénea.
- Servir: Sirve en tazones individuales y espolvorea un poco de canela en polvo encima. Puedes disfrutarlo tibio, a temperatura ambiente o frío, según tu gusto.