Churros mexicanos

Churros mexicanos caseros
Receta de Churros mexicanos

Los churros mexicanos son uno de esos antojos dulces que nos recuerdan a la infancia y a las ferias de pueblo, cuando el olor a canela y azúcar recién espolvoreada llenaba el aire. Aunque su origen se remonta a España, y más atrás todavía a China, en México los adoptamos como parte de nuestra cultura gastronómica y les dimos nuestro sello especial: crujientes por fuera, suaves por dentro y con ese rebozado generoso que los hace irresistibles. Prepararlos en casa es mucho más fácil de lo que imaginas y no necesitas equipo complicado, basta una manga pastelera y un poco de paciencia para disfrutar su sabor auténtico.

Hoy te comparto la receta tradicional de churros mexicanos caseros, la misma que se prepara en las churrerías y puestos ambulantes de todo el país. Son perfectos para consentir a la familia en una tarde de antojo, acompañados de chocolate caliente, cajeta o leche condensada. Con esta guía paso a paso tendrás churros dorados, seguros de freír y con la textura ideal, listos para disfrutar y compartir.

Información de la receta

  • Tiempo de preparación: 15 minutos
  • Tiempo de cocinado: 15 minutos
  • Tiempo total: 30 minutos
  • Raciones: 4-6 porciones
  • Categoría: Postre
  • Tipo de cocina: Mexicana
  • Calorías por ración: 250 kcal

Ingredientes

Para la masa:

  • 1 taza (150 g) de harina de trigo, previamente tamizada
  • 2 huevos grandes, a temperatura ambiente
  • 120 ml de agua (½ taza)
  • 120 ml de leche entera (½ taza)
  • 2 cucharadas de mantequilla sin sal
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional, pero recomendada)
  • 1 cucharada colmada de azúcar
  • ¼ de cucharadita de sal fina

Para freír:

  • Aceite vegetal (canola o maíz) en abundancia

Para espolvorear:

  • ½ taza de azúcar granulada
  • 1 cucharadita de canela en polvo (ajusta al gusto)

Como hacer Churros mexicanos

  1. Preparar la base líquida: En una cazuelita pon el agua, la leche, la mantequilla, el azúcar y la sal. Llévala al fuego medio y espera a que la mantequilla se derrita por completo. Es importante que la mezcla llegue a un hervor suave, porque ese calor ayudará a que la masa se amalgame bien después con la harina.
  2. Agregar la harina de golpe: En cuanto hierva, retira la cazuela del fuego y añade toda la harina de una sola vez. Mueve con energía usando una cuchara de madera o espátula firme. Al principio la mezcla parecerá pegajosa, pero en segundos se forma una masa compacta. El punto exacto es cuando se despega sola de las paredes y el fondo de la olla, quedando como una bolita suave.
  3. Dejar enfriar y añadir los huevos: Deja reposar la masa unos cinco minutos para que pierda calor. Luego incorpora los huevos uno a uno, alternando con la vainilla. Mezcla con paciencia hasta que la masa vuelva a integrarse; al principio parecerá separarse, pero sigue batiendo y verás cómo se vuelve lisa y brillante. Si quieres hacerlo más rápido, usa la batidora con el aditamento plano.
  4. Preparar el aceite para freír: Mientras la masa reposa, pon a calentar suficiente aceite en una cazuela amplia y profunda, cubriendo al menos 5 cm de altura. Lo ideal es que el aceite esté caliente pero no humeante; prueba con un pedacito de masa: si burbujea suavemente, ya está listo.
  5. Formar los churros: Pasa la masa a una manga pastelera con duya en forma de estrella. Acércate a la cazuela con cuidado y presiona para formar tiras de masa directamente sobre el aceite caliente. Corta con tijeras limpias cada churro a la medida que quieras. No sobrecargues la cazuela para que los churros se frían parejos.
  6. Freír hasta dorar: Deja que los churros se frían entre 2 y 3 minutos, volteándolos con unas pinzas para que doren parejo por todos lados. Notarás cómo se inflan un poquito y toman un color doradito irresistible. Sácalos y colócalos sobre papel absorbente para retirar el exceso de grasa.
  7. Azúcar y canela, el toque final: Cuando todavía estén tibios, revuélcalos en una mezcla de azúcar y canela. Hazlo en este momento para que el azúcar se adhiera bien a la superficie crujiente. Después de eso… ¡a disfrutar!