Churros peruanos

Los churros peruanos tienen una rica historia que conecta generaciones y tradiciones que se mantienen originales desde hace décadas. Aparecieron hace unos 50 años gracias al español Don Ramón Falco, quien adaptó la receta española rellenándola de manjar. Al inicio se los conocía como 'los españoles', pero con el tiempo pasaron a llamarse simplemente 'Churros', en honor a su emblemática pastelería San Francisco en Lima. Su masa suave y ligera, combinada con una fritura cuidadosa, logra un exterior crujiente y un interior delicado que envuelve el relleno de manera perfecta.
Lo más especial de estos churros es su preparación, que permite disfrutarlos en casa sin perder la esencia tradicional. Ideales para acompañar un café o compartir en familia, sus rellenos pueden variar entre manjar, crema pastelera o chocolate. Cada churro peruano aporta energía y sabor, con calorías equilibradas según el relleno, convirtiéndose en un postre irresistible que mantiene viva la tradición peruana.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 40 minutos
- Tiempo de cocinado: 15 minutos
- Tiempo total: 55 minutos
- Raciones: 12 unidades
- Categoría: Postre
- Tipo de cocina: Peruana
- Calorías por ración: 250 kcal
Ingredientes
- 500 gr. harina 0000 (harina de trigo todo uso)
- 40 gr. maicena
- 20 gr. leche en polvo o 40 ml de leche evaporada/fresca
- 5 gr. levadura seca o 15 gr levadura fresca
- 60 gr. azúcar
- 1 huevo
- 50 gr. mantequilla a temperatura ambiente
- 180–200 ml agua tibia
- 8 gr. sal
- 2 cdta. vainilla (opcional)
- Aceite para freír
- Relleno: crema pastelera, manjar blanco o dulce de leche
- Azúcar para espolvorear
Como hacer Churros Peruanos
- Preparar la masa: Tamiza la harina y la maicena en un bol grande. Haz un hueco en el centro y agrega la levadura, el azúcar y el huevo batido. Añade la sal por los bordes para que no toque directamente la levadura. Mezcla incorporando agua tibia poco a poco hasta formar una masa homogénea. Luego agrega la mantequilla y la leche y amasa hasta obtener un bollo liso y suave. La combinación de harina, maicena y leche asegura que los churros queden tiernos por dentro y crujientes por fuera, y el amasado adecuado hace que la masa tenga elasticidad y facilidad al formar los churros.
- Primer reposo: Cubre la masa con un paño húmedo y deja reposar 40 minutos hasta que doble su tamaño. Este reposo es fundamental para que los churros adquieran esponjosidad y suavidad, y permite que la levadura haga su trabajo sin prisa.
- Formar bolitas: Divide la masa en porciones de 50–60 gr cada una (90 gr si quieres churros más grandes). Forma bolitas con las manos ligeramente enharinadas y deja reposar 30 minutos sobre papel manteca. Cubrirlas evita que se resequen y ayuda a mantener la forma al estirar, de modo que cada churro tenga una textura uniforme.
- Estirar y rellenar: Con un palote o las manos, estira cada bolita en forma de cono o cilindro, dejando la parte superior más ancha. Coloca en un extremo el relleno elegido y cierra los bordes sobre el relleno, presionando suavemente los lados para que no se escape. Asegurarte de que los bordes estén bien sellados evita que el relleno se salga durante la fritura y que el churro mantenga su forma perfecta.
- Freír: Calienta abundante aceite en una sartén profunda a fuego medio-bajo y fríe los churros 3–4 minutos por lado hasta que estén dorados y cocidos por dentro. Mantener el fuego medio-bajo permite que se cocinen uniformemente, evitando que se quemen por fuera y queden crudos por dentro.
- Escurrir y espolvorear: Retira los churros con una espumadera y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Espolvorea con azúcar al gusto o combina azúcar con canela para un toque más aromático. Puedes añadir un poco de relleno por encima para un acabado más vistoso y sabroso.
- Servir: Disfruta los churros recién hechos, crujientes por fuera y suaves por dentro, con el relleno cremoso que prefieras. Son perfectos para merienda, desayuno o postre. Se pueden variar los rellenos entre chocolate, manjar, dulce de leche o crema pastelera, lo que permite que cada ocasión tenga un toque distinto sin alterar la textura final.