Chilaquilas salvadoreñas

Chilaquilas Salvadoreñas
Receta de Chilaquilas Salvadoreñas

Las Chilaquilas Salvadoreñas son un plato típico y muy querido en la gastronomía de El Salvador, famoso por su sabor casero y su irresistible mezcla de texturas. Elaboradas con tortillas gruesas de maíz rellenas de queso derretido y, en muchas versiones, con el toque aromático de la flor de loroco, se bañan en huevo batido, se fríen y luego se cocinan en una deliciosa salsa de tomate, cebolla y chile verde. Este clásico centroamericano destaca por su sencillez y su autenticidad, siendo una receta que conquista a cualquiera que la pruebe.

Si estás buscando una receta fácil de preparar, sabrosa y con un sabor tradicional, las chilaquilas salvadoreñas son una excelente opción. Este plato combina lo mejor del maíz con el cremoso queso y una salsa casera llena de sabor. Además, es perfecto para compartir en familia o disfrutar en celebraciones especiales. Con bajo costo y un alto valor energético, su aporte en calorías depende del tipo de queso y del modo de fritura que elijas.

Información de la receta

  • Tiempo de preparación: 25 minutos
  • Tiempo de cocinado: 30 minutos
  • Tiempo total: 55 minutos
  • Raciones: 4
  • Categoría: Plato principal
  • Tipo de cocina: Salvadoreña
  • Calorías por ración: 450 kcal

Ingredientes

Para las chilaquilas

  • 2 tazas de harina de maíz (masa para tortillas)
  • 1 taza de agua (aproximadamente, según la textura)
  • ½ libra de quesillo o queso fresco (puede usarse mozzarella o tipo Oaxaca)
  • ½ taza de loroco picado (opcional)
  • 4 huevos (claras y yemas separadas)
  • 2 cucharadas de harina de trigo
  • Sal al gusto
  • Aceite suficiente para freír

Para la salsa

  • 8 tomates maduros
  • ½ cebolla mediana
  • ½ chile verde
  • 2 dientes de ajo
  • 4 ramitas de cilantro fresco
  • 1 cucharada de consomé de pollo o un cubito disuelto
  • Sal al gusto
  • 2 tazas de agua (ajustar según el espesor deseado)

Como hacer Chilaquilas salvadoreñas

  1. Preparar la masa para las tortillas: En un recipiente grande mezcla la harina de maíz con agua y una pizca de sal hasta obtener una masa suave, firme y que no se pegue a las manos. Amasa unos minutos para darle elasticidad. Forma bolitas y “palmea” hasta conseguir tortillas gruesas y redondas, más espesas de lo normal para que soporten el relleno. Cocina las tortillas sobre un comal caliente por 2 o 3 minutos por lado, sin que se doren demasiado. Cúbrelas con una manta para mantener la humedad y deja que reposen. Tradicionalmente se utilizan tortillas del día anterior, ya frías, porque así no se rompen al rellenarlas.
  2. Rellenar las tortillas con queso: Cuando las tortillas estén frías, córtalas por la mitad con cuidado. Luego, con un cuchillo pequeño, abre una ranura por el borde recto para formar un pequeño bolsillo. En un recipiente aparte mezcla el quesillo o queso fresco con el loroco picado y, si gustas, un poco de chile verde para dar más sabor. Rellena cada mitad de tortilla con esta mezcla, sin llenarlas demasiado para que no se abran al freír. El loroco le da el toque tradicional y perfumado característico de las chilaquilas salvadoreñas. Coloca las tortillas rellenas en una bandeja y reserva.
  3. Preparar el batido de huevo: Separa las claras de las yemas y coloca las claras en un recipiente limpio. Bátelas hasta llegar al punto de nieve o turrón, cuando se formen picos firmes. Añade las yemas y mezcla con movimientos suaves y envolventes. Incorpora las dos cucharadas de harina y una pizca de sal. Este truco ayuda a que la mezcla quede más firme y las chilaquilas no absorban tanto aceite. Un batido bien hecho es la clave para obtener una cubierta dorada y esponjosa.
  4. Freír las chilaquilas: Calienta suficiente aceite en una sartén profunda a fuego medio. Sumerge cada chilaquila rellena en el batido de huevo, cúbrela por completo y colócala con cuidado en el aceite caliente. Fríe cada una por ambos lados hasta que estén bien doradas y esponjosas. Evita moverlas demasiado pronto para que no se abran. Retíralas y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. Si prefieres una versión más ligera, puedes freírlas con menos aceite, pero asegúrate de que queden bien selladas.
  5. Preparar la salsa tradicional: Mientras las chilaquilas se enfrían, prepara la salsa. En una olla coloca los tomates, la cebolla, el chile verde, los dientes de ajo y las ramitas de cilantro. Agrega dos tazas de agua y cocina durante unos 5 minutos, hasta que los tomates estén suaves. Luego retira del fuego, licúa todos los ingredientes con un poco del agua de cocción y cuela la salsa si prefieres una textura más fina. Llévala de nuevo a la olla, añade el consomé de pollo y sal al gusto, y deja hervir hasta que espese ligeramente. Si te gusta con mucha salsa, puedes duplicar la cantidad, ya que las chilaquilas absorben bastante líquido.
  6. Cocinar las chilaquilas en la salsa: Cuando la salsa esté lista y comience a hervir, agrega con cuidado las chilaquilas fritas, una por una, asegurándote de que queden bien cubiertas. Cocina a fuego bajo durante 2 o 3 minutos para que se impregnen del sabor del tomate y los condimentos, pero sin que se deshagan. Este paso es fundamental para lograr la textura perfecta: suaves y jugosas por dentro, pero todavía con algo de cuerpo por fuera. Luego apaga el fuego y deja reposar unos minutos antes de servir.
  7. Servir y disfrutar: Sirve las chilaquilas calientes y bañadas con abundante salsa. Tradicionalmente se acompañan con arroz blanco, frijoles refritos y rodajas de aguacate. También puedes añadir un poco de curtido o ensalada fresca. Si te sobran, guárdalas fritas sin salsa y prepara una nueva salsa al día siguiente; incluso mejoran de sabor al reposar. Las chilaquilas son un ejemplo perfecto del ingenio salvadoreño: un plato humilde, sencillo y lleno de tradición.