Pan chino venezolano
El Pan chino venezolano es un clásico de la gastronomía de los restaurantes chinos en Venezuela, donde se sirve como entrada y acompaña deliciosos platos como arroz frito, pollo agridulce o chop suey. Estos pequeños bollos son reconocidos por su textura esponjosa y suave, que se derrite en la boca, y por su sabor ligeramente dulce que combina a la perfección con mantequilla al untarlos. Su popularidad ha crecido tanto que se ha convertido en un elemento característico de la comida china-venezolana, ganándose un lugar especial en la mesa de quienes disfrutan de la fusión de sabores orientales y locales.
Nuestra receta te enseña a preparar estos pancitos de manera fácil y rápida, utilizando ingredientes que todos tenemos en casa, con una sola fermentación para agilizar el proceso. Con esta guía podrás recrear el original sabor de los restaurantes chinos venezolanos, logrando unos pancitos suaves, esponjosos y llenos de tradición, ideales para servir calientes acompañados de mantequilla o como complemento de tus comidas favoritas.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 30 minutos
- Tiempo de cocinado: 25 minutos
- Tiempo total: 1 hora 55 minutos
- Raciones: 26 pancitos
- Categoría: Panes
- Tipo de cocina: Venezolana
- Calorías por ración: 180 kcal
Ingredientes
- 575 g de harina de trigo panificable (todo uso o de fuerza)
- 240 ml de agua o leche tibia (puede ser mitad y mitad)
- 8 g de levadura seca instantánea o 15 g de levadura fresca
- 2 huevos grandes (separar la clara de uno para pincelar)
- 75 g de azúcar
- 57 g de aceite vegetal o mantequilla sin sal
- 6–8 g de sal fina
Para pincelar antes de hornear
- Clara de huevo
- 1 cucharadita de azúcar
- 1 cucharadita de agua
Para pincelar después de hornear
- 1 cucharada de mantequilla derretida
Como hacer Pan chino venezolano
- Activar la levadura: En un recipiente pequeño mezcla una cucharada de azúcar, una cucharada de harina y la levadura con un poco del agua tibia. Deja reposar durante 10 minutos hasta que se forme espuma, lo que indica que la levadura está activa. Es importante que el agua esté tibia y no caliente para no dañar la levadura. Este paso garantiza un buen levado y una textura esponjosa en el pan.
- Preparar la mezcla líquida: En un bol grande o en la licuadora combina los huevos (reserva la clara de uno para pincelar), el resto del azúcar, la sal y el aceite. Incorpora la levadura activada y mezcla bien hasta que todos los ingredientes queden integrados. Si usas batidora eléctrica, mezcla durante 15 segundos. Esta mezcla proporciona sabor y humedad a la masa y permite una integración uniforme de la levadura con los demás ingredientes.
- Incorporar la harina: Añade la harina cernida poco a poco al bol con la mezcla líquida, mezclando con una espátula o cuchara hasta que la harina absorba todo el líquido. Obtendrás una masa pegajosa al inicio, que luego se volverá lisa y homogénea. Este paso asegura que la harina se hidrate correctamente, lo que ayudará a que el pan desarrolle buena estructura y elasticidad.
- Amasado: Coloca la masa sobre una superficie ligeramente enharinada (muy poca harina para que no se reseque) y amasa durante 12 a 15 minutos si es manual, hasta obtener una masa suave, brillante y elástica, con textura como “nalguitas de bebé”. Si usas amasadora eléctrica, reduce el tiempo a 6–7 minutos a velocidad media. Durante el amasado incorpora la sal y la mantequilla o aceite adicional para que el gluten se desarrolle adecuadamente. La masa debe ser flexible y ligeramente pegajosa; si se pega un poco, usa aceite en las manos en lugar de más harina.
- Primer levado: Forma una bola con la masa y colócala en un bol ligeramente aceitado. Cubre con plástico film o un paño húmedo y deja reposar 45 minutos a temperatura ambiente hasta que doble su tamaño. Este primer levado es crucial para que el pan adquiera esponjosidad y textura suave. Evita corrientes de aire para que la fermentación sea pareja.
- Dividir y preformar: Divide la masa en porciones de 50 g aproximadamente. Forma bolitas aplastando ligeramente y doblando los bordes hacia el centro. A medida que trabajas con las bolitas, cubre las que no estés utilizando con un paño para que no se resequen. Deja reposar 5 minutos y luego bolea cada pieza nuevamente, tensando la superficie con movimientos circulares hasta que queden lisas y con remolino debajo. Coloca las bolitas con el remolino hacia abajo para que crezcan hacia arriba durante la cocción.
- Colocar en el molde y segundo levado: Coloca las bolitas en el molde previamente enmantecado o aceitado, pegadas unas a otras. Cubre con plástico film o paño húmedo y deja reposar 90 minutos a 24–26°C hasta que hayan duplicado su tamaño. Este segundo levado garantiza que los pancitos queden altos, suaves y esponjosos. Durante este tiempo no los muevas ni los toques para evitar que se desinflen.
- Preparar para hornear: Mezcla la clara de huevo reservada con una cucharadita de azúcar y una cucharadita de agua. Pincela cuidadosamente la superficie de los pancitos antes de hornear. Precalienta el horno a 180°C durante al menos 10 minutos para que alcance la temperatura correcta. El pincelado proporciona un acabado brillante y ayuda a que la corteza quede ligeramente dorada.
- Horneado: Coloca el molde en la rejilla del medio del horno y hornea durante 20–25 minutos con calor solo abajo. Para un dorado uniforme, puedes activar calor arriba durante los últimos 3–5 minutos. Si los pancitos se doran demasiado rápido, cúbrelos con papel aluminio y completa la cocción. Este paso es clave para obtener un pan tierno por dentro y con un bonito color dorado por fuera.
- Terminación: Al sacar los pancitos del horno, pincela con mantequilla derretida para darles brillo y suavidad en la corteza. Deja enfriar unos minutos sobre una rejilla o sírvelos calientes, ideales para untar con mantequilla o acompañar cualquier comida. Si los vas a almacenar, colócalos en un recipiente hermético o bolsa tipo ziploc para que se mantengan frescos durante 2–3 días.