Pollo en salsa blanca

Pollo en Salsa Blanca
Receta de Pollo en Salsa Blanca

El Pollo en salsa blanca es una receta tradicional, deliciosa y muy fácil de preparar, perfecta para cualquier ocasión. Este plato combina la suavidad del pollo con una cremosa salsa elaborada con harina y leche, logrando una textura aterciopelada que envuelve cada bocado. A diferencia de otras variantes, esta versión se puede disfrutar sin crema de leche, manteniendo un sabor ligero y saludable. Los champiñones y otros hongos aportan un toque terroso y delicioso, mientras que un poco de espinacas finamente picadas realzan el color y agregan nutrientes adicionales. La combinación de estos ingredientes hace que el plato no solo sea visualmente atractivo, sino también rico en proteínas, vitaminas y minerales esenciales.

Preparar pollo en salsa blanca es sencillo, y los pasos se adaptan a cualquier nivel de cocina. La salsa se sazona con sal, pimienta y hierbas frescas como perejil, logrando un sabor equilibrado que acompaña perfectamente al arroz, puré o vegetales al vapor. Esta receta permite disfrutar de un plato cremoso, lleno de sabor y saludable, ideal para compartir en familia o sorprender a tus invitados con una preparación elegante y nutritiva.

Información de la receta

  • Tiempo de preparación: 15 minutos
  • Tiempo de cocinado: 25 minutos
  • Tiempo total: 40 minutos
  • Raciones: 4
  • Categoría: Plato Principal
  • Tipo de cocina: Colombiana
  • Calorías por ración: 350 kcal

Ingredientes

  • 500 g de pechugas de pollo
  • 200 g de champiñones
  • 1 cebolla
  • 1 rama de apio
  • 2 dientes de ajo
  • 3 cucharadas de mantequilla
  • 2 cucharadas de harina de trigo
  • 200–250 ml de leche o nata
  • 100 ml de caldo de pollo (opcional)
  • 2 cucharadas de perejil fresco
  • 1 cucharadita de aceite de oliva
  • Sal al gusto
  • Pimienta al gusto
  • Nuez moscada al gusto (opcional)
  • Un chorrito de vino blanco (opcional)

Como hacer Pollo en Salsa Blanca

  1. Preparar el pollo: Corta las pechugas de pollo en trozos medianos y espolvorea sal y pimienta al gusto. Asegúrate de que los trozos sean uniformes para que se cocinen de manera pareja. Si deseas un sabor más intenso, puedes añadir un chorrito de vino blanco sobre el pollo antes de cocinarlo. Este paso es clave para que la base del plato tenga un sabor delicioso y uniforme.
  2. Saltear las verduras y el pollo: En una sartén honda, calienta una cucharada de mantequilla junto con el aceite de oliva a fuego medio. Pica finamente la cebolla, el apio y los dientes de ajo, y agrégalos a la sartén. Cocina hasta que la cebolla se vuelva transparente y las verduras desprendan su aroma, esto aporta dulzor y sabor al plato. Luego, incorpora los trozos de pollo y cocina a fuego medio-alto, revolviendo ocasionalmente hasta que estén ligeramente dorados. Este proceso asegura que el pollo quede jugoso por dentro y con una ligera capa dorada por fuera.
  3. Añadir los champiñones: Lamina los champiñones y agrégalos al pollo y las verduras. Saltea hasta que suelten su agua y adquieran un color ligeramente dorado. Puedes usar cualquier variedad de seta si quieres experimentar, pero los champiñones aportan una textura suave y un sabor característico que combina perfectamente con la salsa blanca.
  4. Preparar la salsa blanca: En una cacerola aparte, derrite dos cucharadas de mantequilla a fuego medio. Añade la harina de trigo y mezcla bien hasta formar un roux, cocinando unos 2–3 minutos sin que se dore demasiado, para evitar que la salsa tenga sabor a crudo. Agrega la leche poco a poco, revolviendo constantemente para evitar grumos, y si deseas un sabor más profundo, incorpora el caldo de pollo. Sazona con sal, pimienta y un toque de nuez moscada opcional. Cocina a fuego medio-bajo hasta que espese y adquiera una textura cremosa. Si quieres puedes añadir una pizca de espinaca o cilantro finamente picado junto con el perejil.
  5. Mezclar pollo con la salsa: Vierte la salsa blanca sobre el pollo con champiñones y mezcla suavemente para que todos los trozos queden cubiertos. Cocina todo junto 2–3 minutos a fuego bajo para que el pollo absorba la salsa y los sabores se integren. Añade el perejil picado al final para un toque fresco y visualmente atractivo. Este paso asegura que el plato tenga esa textura cremosa y los ligeros tonos verdes que lo hacen irresistible.
  6. Servir: Sirve el pollo en salsa blanca caliente, acompañado de arroz blanco, puré de patatas, vegetales al vapor o gajos de manzana asada para un contraste dulce.