Torta de San Blas

La Torta de San Blas es uno de los dulces más tradicionales del País Vasco, especialmente vinculada a la festividad de San Blas, protector de los males de garganta. Su origen se encuentra en la localidad de Eibar (Guipúzcoa), donde la costumbre de elaborar y bendecir estas tortas se ha transmitido de generación en generación. Elaborada con ingredientes sencillos como harina, huevos, azúcar, manteca o mantequilla y un toque de anís, esta delicia destaca por su textura mantecosa y el característico glaseado blanco que la recubre. Además, es habitual decorarla con letras de chocolate, lo que aporta un contraste de sabor único.
Hoy en día, muchas pastelerías vascas ofrecen la posibilidad de comprar la Torta de San Blas durante el mes de febrero, aunque cada vez más familias optan por prepararla en casa siguiendo la receta tradicional. Su elaboración es sencilla y el resultado irresistible: un dulce de sabor anisado, perfecto para compartir en familia y mantener viva una de las costumbres más queridas del País Vasco.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 1 hora 30 minutos
- Tiempo de cocinado: 20 minutos
- Tiempo total: 1 hora 50 minutos
- Raciones: 8–10 tortas medianas o 1 grande
- Categoría: Dulces tradicionales
- Tipo de cocina: Vasca
- Calorías por ración: 290 kcal
Ingredientes
- 500 g de harina de trigo (todo uso, tamizada)
- 7 g de levadura química (tipo Royal, ½ sobre)
- 2 huevos + 1 yema (a temperatura ambiente)
- 150 g de manteca de cerdo o mantequilla (a temperatura ambiente)
- 150 g de azúcar blanco
- 30 ml de leche entera
- 30 ml de anís dulce o unas gotas de esencia de anís
- Ralladura fina de 1 limón
- 1 pizca de sal
- 2 claras de huevo
- 250 g de azúcar glas (aprox.)
- Unas gotas de zumo de limón
- ½ cucharadita de esencia de anís (opcional)
- 40 g de chocolate negro fundido
- Preparar la mezcla inicial: En un bol grande coloca la manteca de cerdo o la mantequilla junto con el azúcar y bátelos hasta que la mezcla quede esponjosa, blanquecina y cremosa. Esta aireación es fundamental para que las tortas queden suaves y no densas. A continuación incorpora los huevos y la yema de uno en uno, batiendo bien tras cada adición. Añade la ralladura de limón, la leche y el anís, que puede ser licor o esencia según prefieras, y mezcla hasta integrar. El anís es uno de los sabores más característicos de la torta de San Blas, pero se puede ajustar la cantidad al gusto para que sea más o menos marcado.
- Integrar la harina y formar la masa : Tamiza la harina junto con la levadura y la pizca de sal, e incorpórala poco a poco a la mezcla húmeda. Hazlo con suavidad, mezclando solo lo necesario hasta que no se vean restos de harina, ya que un exceso de amasado activaría el gluten y podría endurecer las tortas. Una vez tengas la masa lista, forma una bola, envuélvela en papel film y llévala a la nevera durante al menos una hora. Lo ideal es dejarla reposar toda la noche, porque el frío ayudará a que la grasa se compacte y luego sea más fácil estirarla sin que se pegue ni pierda forma.
- Estirar y dar forma: Saca la masa del frigorífico y estírala con un rodillo sobre una superficie ligeramente enharinada o entre dos papeles de horno hasta obtener un grosor de aproximadamente un centímetro. En este punto puedes decidir si preparar una torta grande o varias individuales, cortando con moldes redondos, ovalados o incluso marcando ondas en los bordes con un tenedor para darle un aspecto tradicional. La forma ovalada es la más típica, aunque en muchas casas se hacen también redondas o en pequeñas porciones como galletas.
- Hornear las tortas: Precalienta el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo y coloca las tortas sobre una bandeja cubierta con papel de hornear. Hornea durante 18 a 22 minutos, controlando que no se doren demasiado: deben quedar cocidas y ligeramente doradas en los bordes, pero con un tono claro en la superficie. En el caso de tortas más grandes puede necesitarse un par de minutos más, mientras que las pequeñas se harán antes. Es importante no pasarse de tiempo para que la miga quede tierna y la textura no se reseque.
- Preparar el glaseado real: Mientras las tortas se hornean, prepara el glaseado. Coloca las claras de huevo en un bol y bátelas con unas gotas de zumo de limón hasta que comiencen a espumar. Ve añadiendo poco a poco el azúcar glas hasta obtener una crema espesa, blanca y brillante. En este momento puedes añadir unas gotas de esencia de anís para reforzar el sabor. El punto ideal es que el glaseado sea denso pero manejable, capaz de cubrir la superficie de las tortas sin escurrirse demasiado.
- Glasear en caliente: Nada más sacar las tortas del horno, todavía en caliente, extiende una capa generosa de glaseado sobre cada una con la ayuda de una cuchara o espátula. El hecho de aplicarlo al salir del horno permite que la superficie lo absorba ligeramente y que se seque con rapidez. Para que endurezca bien, deja las tortas en la boca del horno apagado o con el calor residual. Si ves que el glaseado no termina de secar, puedes encender el horno a baja temperatura durante un par de minutos y volver a apagarlo, manteniendo dentro las tortas hasta que estén firmes.
- Decorar con chocolate: Cuando el glaseado esté completamente seco, funde el chocolate negro y colócalo en una manga pastelera con boquilla fina o en un cucurucho de papel vegetal. Escribe sobre cada torta la palabra “San Blas”, como marca la tradición. Este detalle no solo embellece la presentación, sino que es el sello característico de estas tortas, especialmente las que se bendicen el 3 de febrero durante la festividad de San Blas antes de ser compartidas en familia.