Morocho ecuatoriano

Morocho ecuatoriano
Receta de Morocho ecuatoriano

El morocho ecuatoriano es una tradicional bebida espesa y dulce hecha a base de maíz blanco partido, también conocido como grano morocho. Su origen se remonta a la época precolombina en la sierra de Ecuador, donde se preparaba para reconfortar las noches frías. Con la llegada de los españoles, la receta evolucionó al incorporar leche y especias, dando lugar a la deliciosa versión que conocemos hoy. Esta bebida caliente es uno de los símbolos de la gastronomía ecuatoriana, muy popular en los puestos callejeros y ferias, donde se sirve acompañada de empanadas o dulces típicos.

Preparar morocho en casa es muy sencillo y su sabor recuerda al clásico arroz con leche, pero con una textura más densa y reconfortante. Además de su sabor, ofrece varios beneficios: es nutritivo, energético y perfecto como postre o desayuno. Algunas versiones modernas incorporan leche condensada para un toque más cremoso, aunque la receta tradicional conserva el equilibrio justo entre dulzura y aroma.

Información de la receta

  • Tiempo de preparación: 12 horas
  • Tiempo de cocinado: 4 horas
  • Tiempo total: 16 horas
  • Raciones: 8 porciones
  • Categoría: Bebida
  • Tipo de cocina: Ecuatoriana
  • Calorías por ración: 250 kcal

Ingredientes

  • 2 tazas de maíz morocho partido
  • 6 tazas de agua para remojar
  • 1 litro de agua para cocinar
  • 2 litros de leche entera
  • 3 ramas de canela
  • ½ taza de azúcar o panela rallada
  • ½ taza de leche condensada
  • ½ taza de pasas
  • Canela molida para espolvorear

Como hacer Morocho ecuatoriano

  1. Remojar el maíz morocho: En un recipiente grande, coloca las dos tazas de maíz morocho y cúbrelas con las seis tazas de agua. Déjalo reposar toda la noche o al menos por doce horas. Este paso es fundamental, ya que el remojo ablanda el grano y reduce considerablemente el tiempo de cocción al día siguiente. Si el clima es cálido, cubre el recipiente con un paño limpio para evitar que el agua se enturbie.
  2. Cocinar el morocho en agua: Al día siguiente, escurre el maíz y enjuágalo bajo el grifo para eliminar el agua del remojo. Coloca el morocho en una olla grande junto con un litro de agua limpia y cocina a fuego medio-bajo durante una hora y media o hasta que el grano esté blando. Remueve de vez en cuando con una cuchara de madera para evitar que se pegue. Si el agua se evapora antes de tiempo, reduce un poco el fuego, ya que no conviene añadir más líquido en esta etapa; lo ideal es que el grano absorba bien el agua y quede tierno.
  3. Añadir la leche y la canela: Cuando el morocho esté cocido, incorpora las tres ramas de canela. Vierte los dos litros de leche entera, que previamente puedes calentar un poco para no cortar la cocción, y cocina a fuego bajo durante treinta minutos. Remueve con frecuencia, especialmente hacia el final, para que no se pegue al fondo. El fuego lento y la paciencia son la clave para lograr la textura cremosa característica de esta bebida.
  4. Espesar el morocho: Una vez que el grano esté muy tierno, retira dos cucharones del morocho con algo de leche y tritúralos con una licuadora o batidora. Luego, vierte esta mezcla de nuevo en la olla y remueve bien. Este paso ayuda a espesar naturalmente la preparación sin necesidad de usar harinas ni espesantes. Si prefieres una textura más densa, puedes repetir el proceso con una porción adicional. Cuanto más tiempo se cocine a fuego bajo, más cremosa y uniforme quedará la bebida.
  5. Endulzar y dar el toque final: Agrega el azúcar o la panela rallada, la leche condensada y las pasas. Revuelve constantemente mientras el azúcar se disuelve y las pasas se hidratan con el calor. Cocina durante otros treinta minutos a fuego muy bajo, sin dejar de mover, ya que el azúcar tiende a pegarse con facilidad al fondo de la olla. En este punto, el morocho tomará una consistencia espesa, con un color ligeramente dorado y un aroma dulce a canela. Si prefieres un sabor más tradicional, usa solo panela; si lo quieres más cremoso, conserva la leche condensada.
  6. Servir el morocho ecuatoriano: Sirve el morocho caliente en tazas o cuencos hondos, espolvoreando por encima una pizca de canela molida. Es ideal para acompañar las mañanas o noches frías, ya que se disfruta mejor recién hecho. Si sobra, puedes guardarlo en refrigeración hasta por tres días y recalentarlo con un chorrito de leche para recuperar su textura original. Con el paso del tiempo, el morocho se vuelve más espeso, lo que muchos consideran una característica deliciosa y tradicional.