Cafiroleta
La cafiroleta es uno de los más emblemáticos postres cubanos, un verdadero tesoro de la cocina criolla de Cuba que combina sencillez y sabor. Originaria de las zonas cañeras de la provincia de Matanzas, esta receta surgió con los productos que los trabajadores del campo tenían a su alcance, convirtiéndose en un dulce tradicional que ha pasado de generación en generación. Su base de boniato, cocido y mezclado con leche de coco y almíbar, le otorga una textura cremosa y un sabor delicadamente dulce, perfecto para acompañar cualquier ocasión especial o merienda familiar.
El boniato, protagonista de este postre cubano, es un tubérculo nutritivo y muy popular en Cuba, rico en vitaminas A, C, B1 y B6, así como minerales como potasio, cobre y hierro. Su sabor suave y dulce natural potencia la combinación con el almíbar y la leche de coco, haciendo de la cafiroleta un dulce delicioso y saludable, ideal para quienes buscan un postre auténtico y tradicional con raíces cubanas.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 15 minutos
- Tiempo de cocinado: 30 minutos
- Tiempo total: 45 minutos
- Raciones: 6 porciones
- Categoría: Postre
- Tipo de cocina: Cubana
- Calorías por ración: 320 kcal
Ingredientes
- 500 g boniato
- 500 g azúcar refino (para la mezcla)
- 250 ml agua
- 120–150 ml leche de coco fresca
- 2 yemas de huevo
- 30 ml jugo de limón (≈ 1 limón mediano)
- 1 g canela molida
- 1 pizca de sal
- Azúcar extra para caramelizar al servir
Como hacer Cafiroleta
- Cocinar los boniatos: Pela y lava los boniatos. Córtalos en trozos medianos y hiérvelos en agua con una pizca de sal hasta que estén muy blandos. Escúrrelos y aplástalos o licúalos hasta obtener un puré homogéneo. Para una textura más fina, puedes licuar el boniato con un poco del agua de cocción. Este paso es clave para lograr la suavidad característica de la cafiroleta.
- Preparar el almíbar: En una olla separada, mezcla el azúcar, el agua y el jugo de limón. Cocina a fuego medio hasta obtener un almíbar espeso y brillante. Este almíbar será la base dulce que dará cuerpo al postre, así que evita que se cristalice cocinándolo demasiado tiempo.
- Mezclar puré y almíbar: Coloca el puré de boniato en una cazuela de fondo grueso y añade el almíbar caliente. Remueve constantemente con una cuchara de madera o espátula, asegurándote de que se integren bien. Cocina a fuego medio-bajo hasta que la mezcla espese y se pueda ver el fondo de la cazuela al pasar la cuchara. La paciencia en este paso es fundamental para que la cafiroleta quede cremosa y uniforme.
- Incorporar la leche de coco: Añade la leche de coco fresca al puré con almíbar y continúa removiendo a fuego bajo. Esto aporta suavidad y el sabor característico del postre. Mantén la mezcla en movimiento para evitar que se pegue o se queme.
- Añadir las yemas de huevo: Baja el fuego al mínimo y agrega las yemas una por una, mezclando bien después de cada adición para que no se coagulen. Añade la pizca de sal y continúa cocinando 3–5 minutos más hasta que la mezcla esté cremosa y brillante. La constancia al remover asegura la textura correcta y evita que se corte la mezcla.
- Enfriar y servir con caramelo: Vierte la mezcla en moldes, cazuelitas o una fuente amplia y deja enfriar completamente a temperatura ambiente, luego puedes refrigerarla. Justo antes de servir, espolvorea una capa fina de azúcar extra sobre la superficie y quémala con un soplete para formar una costra dorada y crujiente. Termina con una ligera espolvoreada de canela molida al gusto. Tradicionalmente, la cafiroleta se consume fría, y este toque de caramelo le añade un contraste delicioso sin perder su sabor auténtico. Además, puedes decorarla a tu gusto, por ejemplo con un poco de nata o crema batida, frutas frescas o ralladura de limón, para darle un toque más vistoso y apetitoso.