Hígado a la italiana

Hígado a la italiana
Receta de Hígado a la italiana

Si buscas un plato lleno de sabor y tradición, el Hígado a la italiana es una opción perfecta para disfrutar de la auténtica cocina con estilo cubano. Esta receta cubana combina la suavidad del hígado con la frescura de los pimientos y la intensidad del ajo, logrando un plato nutritivo y económico. La inclusión de leche durante la preparación ayuda a mantener la carne tierna y jugosa, mientras que el toque de vinagre aporta ese sabor característico que distingue a esta receta. Es un plato versátil que se puede preparar con hígado de res, cerdo o incluso de pollo, siempre con un delicioso resultado encebollado que encanta en cualquier mesa.

Originario de Cuba, el Hígado a la italiana refleja la creatividad de la gastronomía cubana, adoptando influencias italianas en su nombre pero con sabor cien por ciento cubano. Su preparación es sencilla, ideal para quienes buscan un plato rápido, sabroso y con identidad, perfecto para servir con arroz blanco o puré de patatas, y disfrutar del auténtico sabor de la isla en casa.

Información de la receta

  • Tiempo de preparación: 15 minutos
  • Tiempo de cocinado: 15 minutos
  • Tiempo total: 30 minutos
  • Raciones: 4
  • Categoría: Plato principal
  • Tipo de cocina: Cubana
  • Calorías por ración: 250 kcal

Ingredientes

  • 500 g de hígado de res o cerdo
  • 1 cebolla grande
  • 1 pimiento verde
  • 1 pimiento rojo
  • 4 dientes de ajo
  • ½ vaso (aprox. 100 ml) de vino seco
  • ¼ vaso (aprox. 60 ml) de vinagre de manzana o zumo de limón
  • 1 cucharada sopera de harina de trigo
  • 2 hojas de laurel
  • 3 cucharadas soperas de aceite de oliva
  • Sal al gusto
  • Pimienta al gusto
  • ½ vaso de leche (opcional, para ablandar el hígado)
  • Picante al gusto (opcional)

Como hacer Hígado a la italiana

  1. Preparar el hígado: Limpia el hígado retirando cualquier membrana o vena y córtalo en tiras de 2 a 3 cm aproximadamente. Si deseas que quede más tierno, añade la leche en este momento y deja que se impregne durante la maceración. Salpimienta al gusto. Este paso es clave para que el hígado no se endurezca durante la cocción y conserve una textura jugosa.
  2. Cortar las verduras: Pela y corta la cebolla en juliana fina y los pimientos en tiras delgadas. Pela y lamina los dientes de ajo. Este corte permite que las verduras se cocinen uniformemente junto al hígado, aportando sabor y textura a la preparación. La combinación de pimiento rojo y verde le da color y un balance de dulzura y frescura.
  3. Macerar el hígado y las verduras: En un bol grande, mezcla el hígado con la cebolla, los pimientos, el ajo, la harina y las hojas de laurel. Añade el vinagre o el zumo de limón, la sal, la pimienta y el picante si lo deseas. Mezcla bien para que todos los sabores se integren. Cubre y deja macerar en el frigorífico durante al menos 1 hora. Esta maceración permite que los sabores penetren en la carne y que el hígado mantenga su suavidad, además de que la harina ayuda a espesar ligeramente la salsa al cocinar.
  4. Cocinar el hígado y las verduras: Calienta el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio. Añade el hígado junto con las verduras maceradas y revuelve constantemente para evitar que la harina se pegue o se queme. Cocina durante 10 a 15 minutos hasta que el hígado esté cocido pero jugoso y las verduras tiernas. Es importante no excederse en el tiempo de cocción para que el hígado no se vuelva duro.
  5. Incorporar líquidos y ajustar sabor: Añade el vino seco y, si lo deseas, un poco de agua para obtener una salsa ligera. Cocina 2 a 3 minutos más a fuego medio-bajo, removiendo para integrar los sabores. Rectifica de sal y pimienta al gusto. Puedes añadir un toque de comino o pimentón ahumado si deseas intensificar el sabor. Este paso ayuda a concentrar la salsa y a que el hígado absorba los sabores de manera uniforme.
  6. Servir y acompañar: Sirve el hígado caliente, recién sacado del fuego, acompañado de arroz blanco, puré de patatas o plátanos fritos. Comerlo recién hecho permite disfrutar de la textura suave y el sabor intenso. Recuerda que el hígado se vuelve más duro si se recalienta o se cocina demasiado tiempo, por lo que lo ideal es consumirlo de inmediato.