Postre de natas

Postre de natas colombiano
Receta de postre de natas colombiano

El postre de natas es uno de los dulces más queridos y tradicionales de Colombia, un clásico que ha pasado de generación en generación en la región andina. Su preparación es sencilla pero requiere paciencia, ya que se obtiene a partir de hervir leche repetidamente y retirar la nata que se forma en la superficie. Cada capa se reserva y luego se integra con un almíbar suave, huevos batidos y, en muchas familias, un toque de licor o pasas para realzar su sabor. A pesar del tiempo que demanda, quienes lo preparan aseguran que el esfuerzo vale la pena por su textura cremosa, su aroma cálido y la nostalgia que evoca en cualquier mesa colombiana.

Este postre colombiano destaca por ser un verdadero homenaje a los sabores tradicionales y por conservar intacta la técnica artesanal que lo ha caracterizado por décadas. Prepararlo en casa es una experiencia que conecta con la cocina antigua y con la dedicación que exige un buen dulce casero. Su popularidad sigue vigente en toda Colombia, donde es considerado un tesoro culinario que combina simplicidad, tradición y un resultado irresistible.

Información de la receta

  • Tiempo de preparación: 30 minutos
  • Tiempo de cocinado: 5 horas y 30 minutos
  • Tiempo total: 6 horas
  • Raciones: 6-8 porciones
  • Categoría: Postres
  • Tipo de cocina: Colombiana
  • Calorías por ración: 320 kcal

Ingredientes

  • 1 galón de leche entera (3.8 litros, mejor si es orgánica o de buena grasa)
  • 3 yemas de huevo grandes (a temperatura ambiente)
  • ½ taza de azúcar blanca granulada
  • ½ taza de agua
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
  • 1 chorrito de ron o aguardiente (opcional)
  • Pasas al gusto
  • ½ taza (120 ml) de la leche restante después de sacar las natas

Como hacer postre de natas colombiano

  1. Formar y reunir las natas: Para obtener las natas, vierte el galón de leche entera en una olla muy amplia, ya que la superficie grande ayuda a que la nata se forme más rápido y más gruesa. Calienta la leche a fuego medio hasta que esté a punto de hervir y luego reduce a fuego medio-bajo para que no suba demasiado rápido. Cada vez que aparezca una capa espesa de nata sobre la superficie, retírala con una cuchara o un tenedor, levantándola con cuidado para mantenerla lo más entera posible. Colócala en un recipiente aparte, sin mezclar ni cortar, porque su textura entera es una de las características más tradicionales del postre. Repite este proceso durante 4 a 5 horas, o hasta que la leche haya dejado de producir nata. Cuando termines, mide y reserva ½ taza de la leche caliente restante, que aportará cremosidad y evitará que el postre quede demasiado espeso.
  2. Preparar el almíbar base: En una olla pequeña mezcla la ½ taza de agua con la ½ taza de azúcar y llévala a ebullición a fuego medio-alto. Una vez que hierva, baja el fuego a medio para permitir que el azúcar se disuelva por completo sin que la mezcla se caramelice. Este almíbar será el vehículo que integrará las yemas sin que se corten, así que es importante mantenerlo caliente pero sin dejar que espese demasiado. Si las natas resultantes tienden a quedar muy dulces, puedes ajustar la cantidad de azúcar en este punto, ya que es el único momento donde modificarás el dulzor general del postre sin afectar su textura.
  3. Integrar las yemas con la vainilla y el licor: En un recipiente aparte bate las yemas de huevo hasta que estén pálidas y ligeramente espesas. Añade la esencia de vainilla y el chorrito de ron o aguardiente si deseas un toque tradicional más aromático. Para evitar que las yemas se cocinen de golpe, templa la mezcla agregando una o dos cucharadas del almíbar caliente mientras sigues batiendo. Una vez igualada la temperatura, vierte lentamente las yemas ya templadas dentro del almíbar caliente, revolviendo de manera constante para mantener una textura cremosa sin grumos. Esta integración suave garantiza que la base del postre quede lisa y estable antes de añadir las natas.
  4. Espesar la crema y agregar la leche reservada: Lleva la mezcla de almíbar con yemas nuevamente a fuego medio-bajo y cocina por algunos minutos, revolviendo suavemente para que espese ligeramente. La mezcla debe tomar la consistencia de una crema muy ligera, nunca de un flan. En este momento incorpora la ½ taza de leche caliente reservada del proceso de las natas, lo que ayuda a equilibrar la textura y a integrar mejor el sabor lácteo. No dejes de mover suavemente durante un minuto adicional para que todo quede unido y con cuerpo uniforme.
  5. Incorporar las natas y finalizar la cocción: Agrega las natas recolectadas a la mezcla caliente, haciéndolo con movimientos lentos y envolventes para evitar romperlas. Las natas deben mantenerse lo más enteras posible porque aportan la identidad visual y la textura característica del postre. Cocina todo junto a fuego muy bajo durante 5 a 10 minutos, sin revolver demasiado, solo lo necesario para que las natas se calienten y se integren sin deshacerse. Si deseas usar pasas dentro del postre (además de decorar), agrégalas aquí para que se hidraten ligeramente con el calor.
  6. Reposar, enfriar y servir: Vierte el postre aún caliente en copitas individuales o en un molde grande tradicional. Distribuye las natas de manera uniforme para que cada porción tenga una buena cantidad. Decora la superficie con pasas al gusto, que se hidratarán durante el enfriado y aportarán contraste dulce. Deja que el postre repose a temperatura ambiente hasta que esté tibio y luego llévalo al refrigerador por al menos 4 horas, aunque siempre mejora después de una noche completa. El resultado debe ser un postre de color crema pálido, con natas visibles, textura espesa pero suave y un sabor lácteo profundo ligeramente aromatizado por el ron o la vainilla según tu elección.