Queso de leche
Uno de los postres más populares y queridos de la gastronomía ecuatoriano es el queso de leche, un dulce casero que combina sencillez y sabor en cada porción. A primera vista recuerda a un flan, pero su textura firme y delicada se acerca más a un queso crema suave, lo que lo convierte en un postre único dentro de la cocina tradicional. Elaborado con ingredientes básicos como leche, huevos y un toque de azucar, este postre es ideal para preparar en cualquier ocasión especial, desde Navidad hasta cumpleaños, porque luce elegante sin requerir técnicas complicadas. Su aroma a canela y vainilla, junto al caramelo que se forma en la base, lo convierten en un clásico perfecto para compartir en familia.
Prepararlo es muy sencillo: basta con mezclar y licuar los ingredientes principales, a menudo con ayuda de una licuadora, y luego cocinar a baño María hasta obtener la consistencia tradicional. Muchas versiones incluyen leche condensada, que aporta suavidad adicional y un sabor irresistible sin perder la esencia auténtica del postre.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 20 minutos
- Tiempo de cocinado: 60–80 minutos
- Tiempo total: 1 hora 40 minutos
- Raciones: 8–10 porciones
- Categoría: Postres
- Tipo de cocina: Ecuatoriana
- Calorías por ración: 380 kcal
Ingredientes
- 10 huevos
- 1 ½ litros de leche entera
- 1 tarro pequeño de leche condensada
- 8–10 cucharadas de azúcar
- 2–3 rajas de canela
- 4–6 gotas de esencia de vainilla
Para el caramelo
- 1 taza de azúcar
- ½ taza de agua
- 8–10 gotas de jugo de limón
Como hacer Queso de leche
- Aromatizar la leche: En una olla calienta los 1 ½ litros de leche junto con las rajas de canela hasta que hiervan suavemente, ya que este hervor ayuda a que la leche absorba el aroma. Retira del fuego y deja reposar unos minutos para que intensifique su sabor; este reposo evita que, cuando agregues luego los huevos, se cuajen bruscamente. Una vez tibia, mezcla la esencia de vainilla, y el tarro de leche condensada, integrando bien para que el líquido quede parejo.
- Preparar el caramelo: En una olla coloca la taza de azúcar, el agua y el jugo de limón, y calienta a fuego medio sin dejar de mover para que el azúcar no se queme. Permite que el agua evapore poco a poco hasta que el caramelo tome un color ámbar medio, que es el punto ideal para que no quede ni amargo ni demasiado dulce. Vierte el caramelo inmediatamente sobre el fondo del molde y muévelo para cubrir toda la base con una capa fina; esto ayuda a que el postre no quede empalagoso.
- Batir los huevos con el azúcar: En un bol amplio bate los 10 huevos solo lo suficiente para unir claras y yemas sin generar espuma, ya que batir demasiado aire haría que el queso de leche suba y luego se hunda al enfriar. Agrega de a poco las cucharadas de azúcar para integrar y lograr una mezcla uniforme sin exceso de cristales.
- Integrar la leche tibia con los huevos: Vierte la leche tibia sobre la mezcla de huevos en forma de hilo mientras mezclas constantemente, ya que este movimiento continuo evita que la temperatura templada empiece a cuajar los huevos y genere grumos gruesos. Si se forman pequeños grumos no te preocupes, es normal y luego se soluciona al colar.
- Colar la mezcla y verter en el molde: Pasa toda la mezcla por un colador fino para eliminar cualquier grumo y asegurar una textura suave y pareja en el queso de leche. Luego vierte la preparación colada dentro del molde que ya tiene el caramelo endurecido, procurando no mover demasiado el caramelo para que permanezca como base uniforme.
- Hornear a baño María: Coloca el molde dentro de una fuente más grande y llénala con agua caliente hasta la mitad del molde, ya que esto permite una cocción pareja y evita grietas. Lleva al horno precalentado a 180 °C durante 60–80 minutos, comprobando la cocción insertando un cuchillo o palillo en el centro: si sale limpio, está listo. Es importante que el agua del baño María no hierva violentamente para que la mezcla no se agite y forme burbujas internas.
- Enfriar, reposar y desmoldar: Retira el queso de leche del baño María y déjalo enfriar completamente antes de refrigerarlo, ya que enfriar en caliente podría romper su estructura. Refrigera al menos 4 horas, preferiblemente toda la noche, para que termine de cuajar y tome firmeza. Al desmoldar, pasa un cuchillo por los bordes del molde y voltéalo con cuidado; si aparece exceso de almíbar, retíralo suavemente para que el postre no quede demasiado dulce y mantenga su textura tradicional compacta.