Semola con leche
La receta chilena de sémola con leche es un postre tradicional que ha acompañado a generaciones en los hogares de Chile. Nació como una preparación casera, sencilla y económica, ideal para aprovechar 1 litro de leche fresca antes de que se echara a perder. Su base combina sémola cocida lentamente con leche aromatizada y una clásica salsa de caramelo, logrando un postre de textura suave y sabor reconfortante que recuerda inmediatamente a la cocina de las abuelas. También existen versiones con salsa de vino o acompañada de frutos rojos, pero la variante con caramelo sigue siendo la más querida y representativa.
Este postre se disfruta frío y es tan fácil de preparar que se mantiene vigente en las mesas chilenas durante todo el año. Su aroma a canela, su dulzor equilibrado y su preparación rápida lo convierten en un clásico cotidiano que nunca pasa de moda. La sémola con leche es un postre simple, económico y lleno de nostalgia, perfecto para quienes buscan una preparación tradicional y sabrosa que siempre resulta bien.
Información de la receta
- Tiempo de preparación: 10 minutos
- Tiempo de cocinado: 25 minutos
- Tiempo total: 35 minutos
- Raciones: 8 porciones
- Categoría: Postre
- Tipo de cocina: Chilena
- Calorías por ración: 235 kcal
Ingredientes
Para el caramelo
- 1 taza (200 g) de azúcar granulada
- 1/4 taza (60 ml) de agua
- 1 cucharadita de jugo de limón (opcional)
Para la sémola
- 1 litro de leche entera
- 1 taza (120 g) de sémola
- 3/4 taza (150 g) de azúcar (ajustar a gusto)
- 1 ramita de canela
- Cáscara de 1 naranja o limón (solo la parte coloreada)
- 1 cucharada de vainilla líquida
- 1 pizca de sal
Como hacer Sémola con leche
- Formar el caramelo: En una olla pequeña mezcla el azúcar con el agua solo lo necesario para humedecerla, y llévala a fuego medio sin revolver más. A medida que se calienta verás que comienza a burbujear y cambiar de tono: deja que tome un color dorado ámbar. No lo muevas con cuchara porque eso endurece y cristaliza el azúcar; solo vigílalo de cerca porque el cambio de color ocurre rápido. Cuando esté en el tono que te gusta, retíralo del fuego y añade el jugo de limón con mucho cuidado, ya que puede subir espuma caliente. Este toque de limón hará que el caramelo quede más liso y sin cristales. Vierte inmediatamente el caramelo en el molde que usarás y ladea el molde para cubrir el fondo y un poco los bordes; no importa si el caramelo se endurece, luego se volverá líquido de nuevo.
- Aromatizar la leche: En una olla grande vierte la leche y agrega la ramita de canela y la cáscara de cítrico. Lleva todo a fuego medio y revuelve ocasionalmente para que la leche no se pegue al fondo. La cáscara no es necesario cortarla: agrégala entera para que puedas retirarla después sin problemas. El uso de naranja o limón añade un aroma clásico que equilibra el dulzor del caramelo y la sémola. Deja que la leche tome temperatura y apenas comience a hervir, retira la cáscara y la canela para evitar que suelten un sabor demasiado intenso.
- Incorporar la sémola sin grumos: Con el fuego muy bajo, agrega la sémola en forma de lluvia distribuyéndola con la mano o golpeándola suavemente desde un recipiente, mientras revuelves de manera constante con una cuchara de madera o un batidor manual. Este método de “lluvia fina” evita la formación de grumos. Deja que la mezcla hierva suavemente por unos minutos y notarás que empieza a espesar rápido. Si llegara a espesar demasiado, puedes añadir un chorrito pequeño de leche caliente para ajustar la textura. Agrega también la pizca de sal para resaltar los sabores y mezcla para integrar.
- Aromatizar y finalizar la cocción: Con la mezcla ya espesa y uniforme, agrega la vainilla y el azúcar, revolviendo para que se disuelvan por completo. La vainilla se incorpora al final para no evaporar su aroma durante el hervor. Cocina uno o dos minutos más, solo lo necesario para asegurar que la sémola esté suave y la mezcla homogénea. Si te gusta una versión más cremosa y dulce, este es el momento ideal para integrar un poco de leche condensada reduciendo ligeramente el azúcar. Debe quedar una textura cremosa, firme pero no seca.
- Llevar al molde y dejar cuajar: Retira la olla del fuego y vierte la mezcla caliente sobre el caramelo del molde. Golpea suavemente el molde contra la mesa para eliminar burbujas de aire y permitir que la sémola se acomode de forma pareja. Deja reposar a temperatura ambiente al menos 1–2 horas, ya que este enfriado inicial ayuda a que tome forma. Cuando ya esté más firme, refrigérala por un mínimo de 3 horas, aunque el resultado óptimo se logra si pasa toda la noche en frío. Si deseas desmoldarla con facilidad, puedes sumergir el fondo del molde en agua caliente por unos minutos; esto hará que el caramelo se vuelva líquido y salga sin esfuerzo.
- Servir: Una vez firme, desmolda la sémola sobre un plato amplio para que el caramelo caiga alrededor como salsa. Si no quieres desmoldarla, simplemente sírvela porciones desde el molde; el caramelo estará suave y brillante. Puedes espolvorear un toque de canela si deseas intensificar el aroma. Este postre mejora su sabor y textura al día siguiente, cuando el caramelo se ha integrado por completo con la sémola.